Siguenos en Blogger
Síguenos en Twitter
Siguenos en Facebook

Pregúntale al Pastor

Pregúntale al Pastor

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

miércoles, 30 de marzo de 2016


FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN 


Ç
















“La misericordia es la que cambia el corazón y la
vida, la que puede regenerar a una persona y permitir
que se reintegre de forma nueva en la sociedad''. 
PapaFrancisco.

La Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), ante los
sucesos ocurridos en el centro penitenciario conocido como David Viloria, ubicado en el
sector Uribana del Estado Lara, el miércoles 26 de Noviembre del 2014 en el que
perdieron la vida por ahora treinta y tres (33) privados de libertad y donde hay más de 145
afectados, quiere manifestar una vez más sus sentimientos, preocupaciones y exigencia.

Sentimientos:

Nos duele: La muerte de seres humanos Venezolanos recluidos en instituciones
resguardadas por el Estado, y la de tantos otros que dentro y fuera de los centros penales
son víctimas de la espiral de violencia. Nos unimos al dolor de las familias de los que han
muerto, las acompañamos con nuestra oración a Dios Padre compasivo que quiere que
todos sus Hijos tengan Vida y Vida en abundancia (cf Jn 10,10).

Sentimos verdadera preocupación:

Que los recintos penitenciarios, lejos de ser centros formativos de reinserción social, son
más bien lugares de hacinamiento, violencia, castigo y represión que deteriora aún más a la
persona privada de libertad.

Exhortamos

- Al Estado: para que inicie inmediatamente una investigación completa que clarifique las
circunstancias que rodearon las muertes e intoxicaciones de la población Privada de
libertad. Se informe rápida y verazmente a los familiares y al país de la situación, con
miras a que la familia calme la tensión que han vivido las últimas 72 horas producto del
desconocimiento del paradero de sus familiares.

- Al Poder Judicial: la aplicación de la justicia para agilizar la mora judicial, eliminar la
impunidad y los malos tratos en los recintos penitenciarios.

-Al Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario de Venezuela: que se
comprometa de manera más decidida a solucionar la grave crisis penitenciaria existente y
se tomen todas las medidas necesarias para la no repetición de estos hechos y para la
garantía efectiva de todos los derechos humanos de las personas privadas de libertad bajo
custodia del Estado venezolano.

- A todas las Iglesias y en especial a la Iglesia Católica: les pedimos su oración por los afectados en los recientes sucesos de Uribana, así como por todos los que padecen la violencia carcelaria en la rutina de cada día. Igualmente hacer una reflexión comunitaria sobre el valor de la Vida y la responsabilidad del Estado en reconocerla y cuidarla.

Reiteramos la petición de:

Permitir el trabajo de la Pastoral Penitenciaria para que puedan promover una pastoral de prevención y acogida al interno de los centros penales, así como en el entorno familiar.
La ratificación del Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura de las Naciones Unidas. Este tratado internacional establece la creación de un mecanismo nacional de prevención, que pueda realizar visitas de supervisión a los centros de detención del país y recomendar medidas para mejorar las condiciones y el respeto a los derechos humanos en el sistema carcelario.

En Caracas, a los 28 días del mes de Noviembre 2014

+ Mons. Roberto Luckert León
Presidente de la
Comisión de Justicia y Paz de la CEV

                                     Carta Pastoral N° 8









 DIÓCESIS DE CIUDAD GUAYANA

MARIANO JOSÉ PARRA SANDOVAL
OBISPO DE CIUDAD GUAYANA

A los Sacerdotes, Religiosos y Religiosas, Diáconos Permanentes, Seminaristas, Catequistas, Comunidades Cristianas Parroquiales, todos los fieles católicos de esta Iglesia Particular y a todas las personas de buena voluntad. 


Salud y bendición al inicio de este nuevo año 2016. Que el Señor, que nació pobre, excluido y débil en un portal de Belén. nos bendiga y nos acompañe en este Nuevo Año en el cual el Papa Francisco nos convoca a la celebración del Año Santo de la Misericordia.

Con esta carta pastoral quiero invitarlos a todos a reflexionar sobre lo que esta celebración significa para cada uno de nosotros a fin de comprometernos de lleno en vivir la misericordia en nuestra Iglesia Diocesana. Y para eso es necesario que volvamos nuestra mirada a la realidad que vivimos en nuestro país.

Triste y agobiante realidad

"Al ver a la muchedumbre, Cristo sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor" (Mateo 9,36)

1.-“Vejados y abatidos”. Difícilmente se pueden encontrar otros calificativos que definan mejor la situación actual de las familias venezolanas: Vejación o humillación es lo que experimentan las madres que tienen que hacer colas interminables para conseguir algo de alimento para sus hijos. Colas en las que se induce al enfrentamiento del pueblo contra el pueblo. Vejación es lo que sufren los trabajadores de nuestra tierra cuando a cambio de largas jornadas de sudor reciben un salario que no les garantiza una vida digna. Al día de hoy, hacen falta más de siete salarios mínimos para que una familia tipo se pueda sostener dignamente.

2.-Vejación es lo que vivimos todos los venezolanos cuando vemos el progresivo deterioro de los hospitales, el calvario que supone conseguir cualquier medicina, el colapso de casi todos los servicios públicos; es la educación deficiente que se imparte en nuestras escuelas y liceos. Una gran mayoría de estas instalaciones se encuentran en una deplorable ruina, con muchas deficiencias pedagógicas y sin materiales.

3.-Vejación es el abatimiento que se ha adueñado de nuestro pueblo porque los padres no saben si sus hijos regresarán a casa o caerán asesinados en cualquier esquina. Venezuela se ha convertido en los últimos años en el segundo país más violento del mundo. Vejación es la esclavitud infantil, que afecta a varias decenas de miles de niños venezolanos que no pueden estudiar pues deben dedicarse a trabajos forzados. A ella hay que sumar otras esclavitudes modernas, como la trata de mujeres. Vejaciones son las múltiples violaciones  a los derechos humanos, como son las represiones contra las manifestaciones pacíficas o la existencia de presos políticos y las represalias contra personas e instituciones disidentes.

4.-Todo esto ha llevado a una descomposición social nunca vista en nuestro pueblo, que tiene su rostro más evidente en la corrupción que lo impregna todo: desde las más altas esferas del poder hasta las relaciones cotidianas están signadas por este pecado social. Algunos expertos hablan ya de que Venezuela se parece cada día más a un "Estado fallido" en el que las instituciones democráticas lejos de cumplir su función, amparan a la misma corrupción que imponen por la ley de la violencia y el amedrentamiento.

5.-Nosotros, como Iglesia, no podemos silenciar tanto dolor, tanto abatimiento porque son muchos los que nos miran esperando una palabra de aliento y compasión.
.
6.-San Juan Pablo II hablaba de una cultura de muerte, caracterizada por una verdadera guerra de los poderosos contra los débiles. Francisco añade que se trata de una cultura del descarte en la que se elimina a los que no son útiles según la mentalidad materialista que hoy predomina en el mundo, incluida Venezuela.

7.-Sin embargo, Jesucristo eligió a los más pequeños y pobres para ser los depositarios de su Buena Nueva (Lc.4, 18 ss.) y convertirlos en sacramento de su presencia (Mt 25, 31-46) y jueces de nuestras vidas personales y colectivas. Ellos son el verdadero tesoro de la Iglesia y el camino para llegar a Dios.

No habrá solución mientras no ataquemos las verdaderas causas del problema

8.-En repetidas ocasiones la Iglesia, siguiendo la Verdad Revelada, nos indica que no debemos quedarnos sólo con los hechos o manifestaciones del mal, sino que hay que conocer sus causas para luchar contra ellas. La Conferencia Episcopal Venezolana, desde hace años, nos ha aportado mucha luz en el análisis de las causas de los problemas de nuestro pueblo. Teniendo en cuenta esto y lo que vamos descubriendo con nuestras propias comunidades cristianas, nos damos cuenta de que entre las principales causas de estos males están las siguientes:

9.-Una crisis moral, cultural y espiritual. Los venezolanos hemos ido optando por formas de vida personal y colectiva cada vez más alejadas de la ley natural y del Evangelio de Jesús. Y toda opción tiene sus consecuencias. Hemos elegido vivir de acuerdo a patrones materialistas, hedonistas e individualistas; nos hemos dejado seducir por la mal llamada viveza criolla o corrupción, el facilismo, la violencia, el consumo de alcohol y de drogas, la destrucción y ausencia-negación de la familia. Las últimas generaciones de venezolanos tienen introyectadas estas pautas de comportamiento, lo cual supone que el corazón de nuestra sociedad está gravemente enfermo.

10.- El problema económico que vivimos no viene por la caída abrupta de los precios del petróleo -lo cual sólo ha acelerado la descomposición- sino por la incapacidad manifiesta en la gerencia de los asuntos públicos y la corrupción que permea toda nuestra sociedad.

11.-Como venezolanos, y máxime como cristianos, tenemos que enfrentar nuestros males seculares. Desde principios del siglo XX, Venezuela siguió un modelo de desarrollo basado en la renta petrolera y en el desprestigio de la cultura del trabajo y la honradez. Tampoco hicimos nada por cambiar una estructura social terriblemente injusta, donde una minoría podía tener un tren de vida absolutamente escandaloso despilfarrando los bienes patrios, mientras la mayoría tenía que trabajar para ellos en medio de la miseria y la humillación. Esto fue el caldo de cultivo para el populismo. Sin cambiar estos males atávicos saldremos de un problema y nos meteremos en otro.

12.-De esto se deduce que el objetivo es construir un futuro inmediato distinto también al pasado. La solución la tenemos entre todos, sin volver a confiar en mesianismos políticos. Para lo cual hay que aprender tanto de lo que de Solidaridad hay en nuestra historia, como  también de otras experiencias de pueblos que han luchado pacíficamente para vencer la explotación y construir Justicia. Pero, el centro de la nueva estructura social y política tienen que ser los más pobres, los que llevan el peso de esta y de todas las crisis. Cada medida, cada paso, cada decisión que se tome tiene que estar condicionada por esta premisa.

13.-Entre este conjunto de causas de nuestros males, hay una que nos afecta como Iglesia de Jesús. Tenemos que ser autocríticos: ¿qué hemos hecho los católicos en las últimas décadas? Creo que no lo suficiente para provocar un cambio sustancial de la sociedad, tal y como nos demandan la multitud de pobres que se sienten como ovejas sin pastor. Sobre todo porque en Venezuela no hemos formado un laicado adulto y organizado que cumpla con su misión específica que es transformar las realidades temporales, tal y como indica el Vaticano II y todo el Magisterio posterior. Seguimos teniendo comunidades hiperclericalizadas, centradas en temas intraeclesiales, que no responden a la tarea que el Papa Francisco ha pedido a la Iglesia. El laicado venezolano ha sido formado para ser un auxiliar del clero y esto no es lo que enseña el Evangelio ni la Iglesia.

Tiempo de Gracia, tiempo de Misericordia

14.-"Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Romanos 8, 28). Esta verdad revelada no es una invitación a la desidia o a la pasividad. Con ella, el Espíritu Santo nos está diciendo que en todo debemos descubrir la presencia amorosa de Papá Dios y un llamado específico. Esta hora aciaga para nuestro pueblo también es tiempo de Gracia, es oportunidad para construir un futuro distinto y en Comunión, es interpelación al compromiso activo del laicado venezolano.

15.-No somos "profetas de desgracias" sino anunciadores del nuevo amanecer. Animados por el Papa Francisco que ha convocado el "Jubileo extraordinario de la Misericordia" y siguiendo algunas de las indicaciones de su Bula "Misericordiae Vultus", considero que debemos llamar no sólo a los católicos, sino a toda persona de buena voluntad, más allá de la ideología o religión que tenga, para unirnos en un conjunto de acciones básicas que proponemos para la renovación de Venezuela y Guayana:

16.- “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre” nos dice el Papa Francisco. Desde el comienzo de la historia de la salvación Dios se nos presenta como “compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad” (Ex. 34,6). Y en medio de este panorama no muy halagador, se convierte el Señor en “fuente de alegría, de serenidad y de paz”. Y en medio de estas circunstancias tan dolorosa de nuestro pueblo, la Iglesia “Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad”. (San Juan XXIII.- Discurso de Apertura del Conc. Vat. II) El bálsamo de la misericordia debe llegar a todos, creyentes y lejanos, “como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros” (MV 5). La misericordia no es algo abstracto sino una realidad concreta con la cual Dios Padre “revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo”. Por lo tanto, la misericordia debe convertirse “en el criterio para saber quiénes son realmente sus verdaderos hijos” (MV 9).

17.- Quizás alguno puede pensar que en estos momentos es más importante trabajar por la justicia y que no es el momento para la misericordia. El Papa Francisco nos dice al respecto: “No será inútil en este contexto recordar la relación existente entre justicia y misericordia. No son dos momentos contrastantes entre sí, sino dos dimensiones de una única realidad que se desarrolla progresivamente hasta alcanzar su ápice en la plenitud del amor… Ante la visión de una justicia como mera observancia de la ley que juzga, dividiendo las personas en justos y pecadores, Jesús se inclina a mostrar el gran don de la misericordia que busca a los pecadores para ofrecerles el perdón y la salvación.”(MV 20)La misericordia no es contraria a la justicia sino que expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer.” (MV 21)

Nuestro Compromiso

18.- Ante todo esto los invito en este año Santo de la Misericordia a concretizar esta realidad de nuestra fe en los siguientes puntos:

19.-Conversión personal y comunitaria. Proponemos que todos los creyentes intensifiquemos nuestra súplica a Dios por la renovación de nuestras vidas y de nuestro pueblo. Pidamos un cambio sustancial, que llegue  al abandono de todo lo que ofende al Señor. “Para ser capaces de misericordia, entonces, debemos en primer lugar colocarnos a la escucha de la Palabra de Dios. Esto significa recuperar el valor del silencio para meditar la Palabra que se nos dirige. De este modo es posible contemplar la misericordia de Dios y asumirla como propio estilo de vida.” (MV 13)

20.- Aquí quisiera proponerles las palabras del Papa Francisco a fin de que sean reflexionadas individual y comunitariamente: “Mi invitación a la conversión se dirige con mayor insistencia a aquellas personas que se encuentran lejanas de la gracia de Dios debido a su conducta de vida… Por vuestro bien, os pido cambiar de vida. Os lo pido en el nombre del Hijo de Dios que si bien combate el pecado nunca rechaza a ningún pecador. No caigáis en la terrible trampa de pensar que la vida depende del dinero y que ante él todo el resto se vuelve carente de valor y dignidad. Es solo una ilusión. No llevamos el dinero con nosotros al más allá. El dinero no nos da la verdadera felicidad.” (MV 19)

21.- “La misma llamada llegue también a todas las personas promotoras o cómplices de corrupción. Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social.” (MV 19)

22.-Poner en el centro de la vida personal, familiar y social a las víctimas que hemos generado: los desempleados y los explotados, los niños esclavos (mal llamados trabajadores), las familias a las que les han asesinado un familiar, las madres que hacen colas, los jóvenes atrapados en cualquier tipo de dependencia...A nivel familiar, comunitario y político, toda decisión que se tome debiera estar encabezada por esta pregunta: ¿esto sirve a los pobres o se sirve de los pobres? Y obrar en consecuencia.

23.- Francisco nos dice: “En este Jubileo la Iglesia será llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad y la debida atención. No caigamos en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo.”(MV 15)

24.- Pido a todos los párrocos creen la Caritas Parroquial y que éstas organicen bancos de ropa, comida, medicinas y útiles escolares; que promuevan la colaboración con la Fundación "Me Diste de Comer" que atiende varios comedores populares en nuestra región, el Asilo de Ancianos y enfermos de SIDA que llevan las Hermanas Misioneras de la Caridad de Teresa de Calcuta, la Casa Hogar “Miguel Magone” y la Casa Hogar “Madre Emilia”.

25.- Los invito a dar prioridad a la lucha contra la violencia y sus causas, para lo cual hay que generar una cultura de apoyo a estas víctimas, a la vez que denunciar a los responsables políticos, judiciales y policiales que no hacen nada positivo para acabar con esta lacra. La violencia nos deshumaniza. Solo aporta a nuestra existencia angustias aterradoras.

26.-Les pido colaborar y apoyar el trabajo de la Fundación por la Dignidad Sagrada de la Persona, formada sobre todo por familiares de víctimas de la violencia. Asistamos a sus actos de denuncia y arropemos con nuestra fraternidad a los huérfanos y viudas. Promovamos también toda campaña que vaya en contra de la violencia como la Campaña de "No a la impunidad".

27.-Debemos trabajar por la Defensa de los Derechos Humanos, que siguen siendo pisoteados hoy como lo fueron en el pasado. Denunciemos la dilatación de los juicios, la corrupción policial y judicial, la existencia de presos políticos y sindicales...Como Iglesia ofrecemos a todos los guayacitanos los servicios de la Vicaría de Derechos Humanos "Humana Dignitas" que pido se fortalezca con nuevos programas en este Año Santo.

28.-Los exhorto a Cultivar la formación de un laicado adulto y organizado que se capacite para vivir su vocación propia que es "la índole secular" (ChL 15) y no el ser monaguillo del sacerdote; de este modo, serán protagonistas de los cambios necesarios para el bien común y no simples espectadores que se dejan llevar por unos u otros. Le pido a la Escuela de Teología “Agnus Dei” que proyecte la creación de una Escuela de Doctrina Social de la Iglesia diocesana a partir de enero de 2016, como herramienta fundamental para esa transformación.

29.-Luchemos contra la corrupción que invade todos los estratos y ámbitos de la sociedad. Debemos crear una cultura de tolerancia cero contra este mal endémico de nuestro pueblo que se ha agravado como nunca en estos últimos años. Me parece importante invitar a todos los guayacitanos a denunciar cualquier tipo de corrupción y romper el silencio en el que se amparan los corruptos. Recordemos las palabras del Papa Francisco: “La corrupción impide mirar el futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres. Es un mal que se anida en gestos cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos. La corrupción es una obstinación en el pecado, que pretende sustituir a Dios con la ilusión del dinero como forma de poder.” (MV 19)

30.-Promovamos los cambios sociales y políticos a través de la organización de los venezolanos; puede ser en grupos vecinales, culturales, apostólicos o políticos. Lo importante es que nadie se quede aislado. Una sociedad articulada a través del asociacionismo activo es la única salida al totalitarismo del Estado y del Mercado. Invito a todos nuestros fieles y a las personas de buena voluntad a que se organicen en grupos donde se dialoguen estos problemas y se planteen acciones solidarias.

31.-Considero que hay que exigirle al Gobierno de la Nación un cambio sustancial en su desempeño. Tiene que escuchar el clamor de nuestro pueblo y no puede seguir buscando enemigos externos para justificar los problemas que sufrimos. No podemos aceptar que el Gobierno vaya a gastar millones de dólares en la compra de aviones de guerra, mientras hay tantas necesidades vitales en nuestro pueblo y, especialmente, en nuestros hermanos más empobrecidos.

32.- Pido a la Pastoral Social que a través de sus programas de la Pastoral Carcelaria y Pastoral de la Salud implementen acciones que permitan vivir las obras de misericordia con nuestros hermanos enfermos y privados de libertad.

33.-No son tiempos para la improvisación ni para la desesperación. Son tiempos de Gracia, de oportunidad para construir la Venezuela que el Señor, la Historia y los empobrecidos nos están demandando. Les llamo, les urjo, a que en oración sincera y humilde nos organicemos para luchar contra la cultura del descarte, que tiene raíces culturales, políticas y económicas, que debemos estudiar y desenmascarar. De este análisis, guiado por la Doctrina Social de la Iglesia, nacerán acciones concretas, siempre pacíficas.

Conclusión

34.- Finalmente les comunico los sitios donde se podrá ganar las indulgencias en este Año Santo de la Misericordia: la Pro Catedral Nra. Sra. de Fátima, La Parroquia San Buenaventura, la Parroquia San Antonio de Padua de Upata, la Parroquia Nra. Sra. del Rosario de Guasipati y la Cuasi Parroquia Jesús de la Divina Misericordia de las Amazonas. De modo excepcional también se ganarán indulgencias en la Capilla del Monasterio Nra. Sra. de Guadalupe de las Hermanas Brígidas de clausura.

35.- Agradezco a mis hermanos sacerdotes que expliquen lo que significan las indulgencias y cómo ganarlas de acuerdo a lo que el Santo Padre nos indica en su Bula Convocatoria “Misericordiae Vultus”

36.- Pido para todos nosotros la bendición de nuestra patrona la Inmaculada Concepción del Caroní, Testigo y Animadora de nuestra fe y Madre de la Misericordia. Junto con ella nos esforzaremos por vivir con entusiasmo, valor y coraje este Año Santo de la Misericordia a fin de ir creciendo en la madurez de nuestra fe como es propio de un pueblo llamado a la santidad y así “podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios”.

Los bendigo de todo corazón con afecto paternal.

En Ciudad Guayana, a los 03 días del mes de Enero de 2016, Segundo Domingo después de Navidad.



Carta Pastoral N° 7









DIÓCESIS DE CIUDAD GUAYANA

MARIANO JOSÉ PARRA SANDOVAL
OBISPO DE CIUDAD GUAYANA


A los Sacerdotes, Diáconos Permanentes, Religiosos y Religiosas, Seminaristas, Catequistas, Comunidades Cristianas Parroquiales y todos los fieles católicos de esta Iglesia Particular
“El que beba del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed.”
(Jn.4, 14)


  1. Queremos recorrer el camino de la Iglesia

Grandes acontecimientos han llenado de esperanza el caminar de la Iglesia universal y, en consecuencia, el de la Iglesia Diocesana. Nuestra Iglesia ha reflexionado en el último sínodo sobre la Nueva Evangelización, celebrado en el marco del año de la fe.  Los padres sinodales en su saludo final, nos han iluminado tomando el texto evangélico del encuentro de Jesús con la samaritana y han constatado que “No hay hombre o mujer que en su vida, como la mujer de Samaria, no se encuentre junto al pozo con un cántaro vacío, con la esperanza de saciar el deseo más profundo del corazón, aquél que solo puede dar significado pleno a la existencia” (XII Asamblea General ordinaria del Sínodo de Obispos; Mensaje al Pueblo de Dios).

En esta búsqueda incesante del hombre, La Iglesia desea orientar el camino y  ponerse como Jesús, junto al pozo de la vida “de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para hacer presente al Señor en sus vidas, de modo que puedan encontrarlo, porque sólo el Espíritu es el agua que da la vida verdadera y eterna” (XII Asamblea General ordinaria del Sínodo de Obispos; Mensaje al Pueblo de Dios)

También la Iglesia Diocesana, queriendo favorecer el encuentro con Jesucristo, ha recorrido con el Pueblo de Dios un camino de renovación pastoral y de evangelización que ha pretendido sensibilizar al pueblo en la dignidad de la persona humana y la vivencia de la fraternidad. Luego de una evaluación realizada en las diferentes parroquias tenemos razones importantes para dar un paso en este proceso de evangelización propuesto en el Plan Diocesano. Constatamos con alegría el hecho de haber logrado el objetivo propuesto en esta fase de sensibilización hacia la fraternidad.

Evidenciamos que en el Pueblo en general se vive el valor de la fraternidad, se abren a las relaciones interpersonales y expresan su solidaridad ante las situaciones difíciles de forma organizada. Somos conscientes, también, que si algo podría impedir este crecimiento en la conciencia fraterna, es la violencia impune que acontece en nuestras ciudades y pueblos. Esta tendencia puede cambiar si evangelizamos y seguimos sensibilizando al valor de la paz, la fraternidad, el respeto, la solidaridad, la justicia y ahora la vivencia comunitaria de la fe.

Respecto a la organización parroquial observamos con agrado que las  parroquias cuentan con al menos 2 o 3 espacios de encuentro interpersonal donde se vive la espiritualidad de comunión y se comparte la vida. Las parroquias en su mayoría participan de los encuentros de comunión planificados por las diócesis y por las zonas pastorales y  cuentan con las estructuras de participación organizadas en mayor o menor grado, lo que favorece que el conjunto del Pueblo de Dios pueda ser tomado en cuenta, no marginado. Por lo menos un 93% de las parroquias evaluadas cuentan con la sectorización, con la red de mensajeros organizada, con el EPAP y se está elaborando y difundiendo la carta a los cristianos. Aunque en algunas parroquias estas estructuras están en etapa de conformación.

Refiriéndonos a los agentes de pastoral, nuestra evaluación arroja que un buen número de estos toman en cuenta el objetivo de la fase para programar y van asumiendo de mejor manera las opciones pastorales de la diócesis y los criterios de la acción pastoral suscritos en nuestro Plan Diocesano para conocerlo mejor y aplicar las herramientas de la programación. Esto conlleva que se vayan implicando en el proceso de evangelización y vayan asumiendo, desde sus dones y carismas, el trabajo organizado por la pastoral de conjunto.

Por todo esto anunciamos con alegría y esperanza el paso de la segunda fase de sensibilización a la fraternidad a la tercera fase de sensibilización a la vida en comunidad.

Exhorto a seguir adelante en el camino emprendido para que, en el marco de este año de la FE, podamos sensibilizar al Pueblo de Dios a reunirse en comunidad, ya que solo en ella podemos  saborear los valores del Reino. En comunidad profesamos la Fe en Cristo Jesús y nos alegramos de pertenecer a la Iglesia que es y debe ser siempre comunidad de Amor en la que todos somos invitados a compartir con los más necesitados. Queremos hacer realidad en este tiempo de gracia el objetivo de la Tercera Fase de la Primera etapa del Plan Diocesano: “Los Bautizados de la Diócesis de Ciudad Guayana,  son sensibles a reunirse en comunidad, a ser y pertenecer a la Iglesia y a compartir con los más necesitados, haciendo que cada encuentro sea una experiencia de comunidad y cada uno salga motivado a promoverla con el fin de organizarse en una red de comunidades y, así, comenzar a saborear los valores del Reino”.

  1. Los grandes retos que nos plantea la Nueva Evangelización y la Pastoral de conjunto

            ¿Qué debemos hacer en cada parroquia, vicaria y desde cada comisión para vivir esta fase?
 Como  ustedes mismos han hecho notar todavía falta mucho por hacer. Estos son los Retos que  debemos enfrentar en el  próximo  año y que reclaman de cada uno, una más pronta ejecución:

  1. En cuanto al Pueblo en general:
·         Motivar encuentros comunitarios donde se confronte la Fe con la vida, donde las personas se sientan valoradas y acogidas por la Iglesia, donde se pueda iluminar la realidad con la Palabra.
·         Vencer el ostracismo, el individualismo y la indiferencia, abriéndonos en un clima de diálogo y acercamiento con la realidad que vive nuestro pueblo.
·         Continuar profundizando en la fraternidad como único camino para vivir la paz, la justicia y la solidaridad.
·         Prestar una mayor atención  a las familias, donde cada bautizado esta llamado a la primera experiencia de Fe. (CPV-IMC n°93, PDR/E-MI n° 25)
·         Brindar con atención maternal y espíritu evangélico, las respuesta adecuadas a los problemas que vive la familia actualmente (divorciados y vueltos a casar, situación de sus hijos, cónyuges abandonados, parejas  que viven  juntas sin casarse), y la tendencia de la sociedad  a redefinir el matrimonio (propuesta n°48, Sínodo de los Obispos). Para ello es prioritario que se organice en cada parroquia la Pastoral familiar, que vaya mas allá de los cursos pre-matrimoniales y que desarrolle un programa de acompañamiento a las familias en todos los ámbitos de su vida
·         Ofrecer oportunidades de encuentro a los grupos de familias en cada sector de la parroquia, como espacios de iluminación y transformación de la propia vida en el encuentro con Jesucristo y con ellos promover en cada parroquia una red de comunidades, donde cada uno es sensible a ser y pertenecer a la iglesia y a compartir con los más necesitados, tal y como lo expresa el objetivo de la Tercera Fase de nuestro Plan.
·         Así mismo, desde la Pastoral de Multitudes, estamos llamados a redescubrir y celebrar la Fe en la Comunidad, como un espacio de crecimiento del conjunto. Para ello, organícense celebraciones de Pastoral de Multitudes en todas las parroquias, como una forma de promover el crecimiento procesual de la fe del Pueblo de Dios y tómense en cuenta y hagan propios los lemas que nos invitan a vivir un valor determinado cada mes.

  1. En cuanto a la organización parroquial

Como ya hemos visto a través de la evaluación del camino recorrido la mayoría de nuestras parroquias cuenta con al menos tres estructuras de participación y de comunión, dentro de ellas un 93% han sectorizado, sin embargo, para que la Organización Pastoral Parroquial sea más efectiva, es necesario que en esta Fase  todas las parroquias de la Diócesis:

·         Concluyan el proceso de organización de la sectorización, con la conformación de los equipos sectoriales de animación pastoral, quienes serán los garantes de la formación y la participación activa del Pueblo de Dios en la vida parroquial desde el sector.
·         Consoliden las estructuras de comunicación y participación: el E.P.A.P., la Red de mensajeros y la Carta a los cristianos de modo que los Bautizados y el pueblo en general  encuentren cada vez más su lugar de participación y puedan vivir coherentemente su fe con su  vida. En esto no podemos apelar a la ignorancia o la desorientación pues se han dado suficiente herramientas para comprender en que consiste cada una de estas estructuras.
·         Organícense en cada parroquia las comisiones pastorales necesarias para el acompañamiento y formación del Pueblo de Dios, a fin de ofrecer oportunidades para el dialogo entre las personas, para escuchar y promover la Palabra de Dios, para una catequesis orgánica y procesual que inicie a la Fe y continúe iluminando la existencia de los hombres y mujeres de este pueblo. Promuévase desde estas comisiones la formación en la caridad, para la oración y la vivencia gozosa de la Eucaristía
·         Con el fin de anunciar la Buena Noticia de Jesús, todas las parroquias promuevan el nacimiento de Pequeñas Comunidades o grupos de familias en sus sectores. Que las mismas sean células vivas y lugares de encuentro personal y comunitario con Cristo, a través de la profundización de la Palabra de Dios Que sean instancias  privilegiadas para experimentar las riquezas de la  Liturgia, así como  para  proporcionar una  educación Cristiana, inicial y permanente y formar a todos los Bautizados en la fraternidad, en la caridad y en la justicia social, especialmente con los más pobres (propuesta n°26, Sínodo de los Obispos). De esta manera, las pequeñas comunidades viven una adhesión más intensa a Jesucristo (CPV-ICM n°79), promueven  la dimensión profética de la vida Cristiana y se transforman en lugares de evangelización que constituyen una esperanza para la Iglesia universal (EN n°58), y para la renovación de la  parroquia y de toda la Diócesis.            

  1.  En cuanto a los Agentes de pastoral,

A fin de promover el crecimiento paulatino y constante de nuestros agentes de pastoral consagrados, favorézcase una pastoral vocacional integrada a la pastoral juvenil y la pastoral familiar, para que pueda atender el proceso de maduración de aquellos jóvenes que se  sienten llamados a una consagración especial. De igual forma, reconociendo los Dones con que el Espíritu obra en todos los Bautizados para la construcción del cuerpo de Cristo, promuévase la preparación adecuada del agente laico, a fin de que crezca en su compromiso por la construcción del Reino y, participando de la vida bautismal, se sienta motivado en su misión de transformar las realidades temporales siendo testigo de Jesucristo en los ambientes en donde se desenvuelve, siendo corresponsables de la evangelización (CPV.LCV n° 105-109).

A todos los agentes que con dedicación trabajan en la obra de la nueva evangelización, en todos los Niveles de la Acción Pastoral, se les exhorta a:
·         En  consonancia con la Iglesia Universal, vivir  el año de la Fe, redescubriendo,  celebrando y promoviendo encuentros en los que se reconozcan los fundamentos de nuestra Fe, y en los que promovamos un encuentro más cercano con Jesucristo.
·         Participar activamente en la formación de agentes de Pastoral, con el fin de profundizar en los aspectos  que nos conducirán a la vivencia del objetivo de la Tercera Fase de la Primera Etapa de nuestro Proyecto Diocesano de Renovación y Evangelización, con el cual se persigue que los Bautizados de nuestra Diócesis,  sean  sensibles a reunirse en comunidad, a ser y pertenecer a la Iglesia. Organicen los párrocos poder asistir a esta formación con sus Equipos parroquiales de animación Pastoral y con todos aquellos que quieran participar.
·         Asumir en las acciones pastorales programadas, la Opción fundamental de la Diócesis y los criterios para la acción pastoral suscritos en nuestro Plan, ya que estos son   elementos claves para la programación de cada acción evangelizadora que realicemos con el objeto de hacer presente el Ideal de Iglesia que soñamos como Pueblo de Dios que peregrina en esta Diócesis.
·         Mantener un contacto permanente con la Palabra de Dios a través de la práctica de la Lectio Divina, del estudio del Evangelio, o de cualquier método que nos permita acercarnos a ella y descubrir allí la voluntad de Dios.
·         En el marco de los 50 años del Concilio Vaticano II, todos los agentes de pastoral han de promover el estudio sistemático de los documentos del mencionado concilio y del Concilio Plenario de Venezuela, para descubrir en ellos la riqueza de una iglesia que se renueva constantemente a la luz del Evangelio y  para que sus propuestas iluminen la renovación pastoral propuesta de nuestro Plan.

  1. Desde la Espiritualidad de comunión, camino de santidad

Pedimos encarecidamente a todos los agentes de pastoral, consagrados y laicos, movimientos, grupos de apostolado, asociaciones, comisiones diocesanas y todos los que ponen sus esfuerzos en la construcción del Reino en esta tierra de bendiciones, a que vivan este proceso de evangelización teniendo como referencia fundamental de la vida la espiritualidad de comunión que es  la fuerza que mueve la renovación pastoral de la Iglesia Diocesana. Sin vivir la comunión no podemos dar los pasos necesarios para promover una nueva evangelización. Vivir la espiritualidad de comunión es vivir movidos por la fuerza transformadora del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. De esta manera quien evangeliza, ubicándose en esta dinámica espiritual, se ubica también en el camino de la santidad, pues el que evangeliza y vive la comunión es el santo.

La vivencia de la Espiritualidad de comunión nos permitirá entrar en la vida y en las casas de la gente de forma sencilla y fraterna, reconociendo las semillas del Reino en cada hermano e iluminando con el Evangelio cada una de sus situaciones. Hagamos accesible a nuestra gente la experiencia de ser y pertenecer a la comunidad cristiana, a La Iglesia, “multipliquemos los pozos a los cuales invitar a los hombres y mujeres sedientos… para posibilitar su encuentro con Jesucristo, ofrecer oasis en los desiertos de la vida. De esto son responsables las comunidades cristianas y, en ellas, cada discípulo del Señor. Cada uno debe dar un testimonio insustituible para que el Evangelio pueda encontrarse con la existencia de todos” (Cita textual: XIII Asamblea General ordinaria del Sínodo de los Obispos, Mensaje al Pueblo de Dios)

EL AÑO DE LA FE Y LAS INDULGENCIAS.

Todo lo que anteriormente les he planteado debemos encuadrarlo en la celebración del Año de la Fe al cual nos ha convocado el Santo Padre. Este ha de ser un año durante el cual acercándonos al Señor Jesús renovemos y fortalezcamos nuestra fe. Solo el encuentro con el Señor Jesús nos puede fortalecer nuestra fe. La madurez de la fe se alcanza en el encuentro personal y comunitario con el Señor. Por esto estamos llamados a permanecer en un encuentro vivo con Jesucristo. Este encuentro con el Señor es cercanía con Él.

Por lo tanto quiero indicar para esta celebración, además de las indicaciones anteriormente dichas, lo siguiente:
·          Los párrocos deben utilizar el subsidio preparado por la Vicaría de Pastoral para ser estudiado por todos los sectores y movimientos de las parroquias.
·          En las reuniones de Agentes de Pastoral procure la Vicaría de Pastoral que se estudien los principales documentos del Concilio Vaticano II y se relacionen con los del Concilio Plenario de Venezuela.
·          Los párrocos aprovechen las celebraciones eucarísticas dominicales para enseñar a sus fieles la doctrina de la Iglesia sobre las indulgencias.
·          Además de las indicaciones generales de la Signatura Apostólica para beneficiarse de las indulgencias, se podrán ganar en cada parroquia o vicaría en las fiestas patronales y en las visitas programadas que realicen las parroquias al Santuario Diocesano de la Inmaculada Concepción del Caroní.
·          Además dispongo que se puedan también lucrar las indulgencias en las siguientes iglesias: en las Parroquias San Pedro y San Pablo  (las Zona III y VI),  la Parroquia San Antonio de Padua de Upata (Zona IV) y la Parroquia Nuestra Señora de Belén en Tumeremo (Zona V).
·          El Año de la Fe lo clausuraremos en la Diócesis el día 8 de Diciembre del 2013 según programa preparado por la Vicaría de Pastoral.

Pido para todos nosotros la bendición de nuestra patrona la Inmaculada Concepción del Caroní, Testigo y Animadora de nuestra fe. Junto con ella nos esforzaremos porque los espacios de participación para la consulta, la toma de decisiones y la ejecución de las acciones estén organizados, de modo que la comunidad se vaya educando en la corresponsabilidad y creciendo en la madurez de su fe como es propio de un pueblo llamado a la santidad.

Los bendigo de todo corazón con afecto paternal.

En Ciudad Guayana, a los 24 días del mes de Febrero de 2013, Segundo Domingo de Cuaresma.




+Mariano José Parra Sandoval
Obispo de Ciudad Guayana


Carta Pastoral N° 6






DIÓCESIS DE CIUDAD GUAYANA

MARIANO JOSÉ PARRA SANDOVAL
OBISPO DE CIUDAD GUAYANA


A los Sacerdotes, Diáconos Permanentes, Religiosos y Religiosas, Seminaristas, Catequistas, Comunidades Cristianas Parroquiales y todos los fieles católicos de esta Iglesia Particular

Que la Paz del Señor Resucitado esté con ustedes y su Gracia viva en el corazón de cada uno.

Al Señor Jesús se le conmovían las entrañas al ver el dolor de los pobres y los enfermos. De su Corazón traspasado por el Amor nació la Iglesia y –desde entonces- también ella cura las heridas de los que sufren, de los excluidos y de los empobrecidos de la tierra. Por eso el Concilio Vaticano II nos recuerda:

“Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. (…) La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia” (GS 1).

Nosotros, Obispo y sacerdotes, como legítimos sucesores y colaboradores de los apóstoles estamos en la obligación de iluminar las realidades más dolorosas de nuestro pueblo.  Y una de ellas es la que está atravesando nuestra región con las empresas básicas. Con esta Carta Pastoral, en el espíritu del Concilio Vaticano II, queremos aportar los criterios morales imprescindibles, que partiendo del mismo Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia, nos puedan ayudar a  solucionar esta grave situación. De estos principios orientadores deben nacer propuestas técnicas y profesionales, pero éstas ya son responsabilidad de los laicos correctamente preparados.

EL FUTURO DE GUAYANA ESTÁ AMENAZADO

Esta es la conclusión dramática que sacamos a la luz de los datos oficiales sobre nuestras empresas básicas. La caída de la producción, el deterioro de las instalaciones, la pérdida de proveedores y compradores confiables,… son indicadores que nos alertan de un daño estructural que está sufriendo nuestra principal industria.

Pero lo más grave es lo que atenta contra los propios trabajadores, sobre todo, la pérdida de algunos de  sus derechos laborales, conquistados con años de lucha, y la división provocada entre los mismos obreros. No podemos ser indiferentes ante la violencia que se está ejerciendo contra muchos de ellos: violencia física, psicológica y laboral. Violencia que, a veces, se ha llegado a ejecutar por grupos ajenos a las empresas básicas, intentando enfrentar a trabajador contra trabajador, a sindicato contra sindicato, a pueblo contra pueblo.

La pregunta que –desde hace tiempo- está en la mente de muchos guayacitanos es: ¿se trata de simple incompetencia gerencial y corrupción? O ¿detrás de este caos hay un plan premeditado para deshacerse de las empresas básicas poniéndolas en manos del mejor postor, echándole la culpa a los propios obreros a los que se les encargó su control?

Sea cual sea la respuesta, todo conduce a que por este camino nuestras empresas básicas dejarán de ser la fuente principal de trabajo de Guayana y, por tanto, nuestra región enfrentará una dura crisis que nos afectara a todos. En nombre de Dios, pedimos a todos una rectificación seria, consensuada y planificada. Todavía estamos a tiempo y como Iglesia proponemos algunos principios sobre los que debe orientarse este cambio de rumbo.

FUNDAMENTOS MORALES PARA UN CAMBIO DE RUMBO

1. La Solidaridad: este es el principal valor aportado por el Movimiento Obrero; dicho Movimiento –de profundas raíces cristianas- vivió la Solidaridad como compartir hasta lo necesario para vivir, poniendo los problemas de los otros por encima de los propios. En la solución de esta crisis debe primar la lucha por el pleno empleo, el reconocimiento de los derechos de los llamados terciarizados y el rechazo del corporativismo, la burocracia y la corrupción. Les aliento a buscar el bien común, aunque para eso tengamos que perder nuestros privilegios a favor de los desempleados. Es el camino que nos enseña Jesús: “El cual, siendo de condición divina, no consideró codiciable el ser igual a Dios. Al contrario, se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres.” (Fil 2, 6ss.)

2. El protagonismo y  la unidad de los trabajadores: sin estos dos fundamentos tampoco puede haber solución al problema. El protagonismo obrero exige la independencia respecto a todo interés partidista y monetario; tiene que ser totalmente autónomo del gobierno de turno. Los obreros deben unirse, más allá de su afiliación, para salvar las empresas básicas y para gerenciarlas de tal manera que sigan promoviendo puestos de trabajo. No hacerlo es suicida: todos perderemos. Creemos que la división que hoy existe entre los propios trabajadores está siendo provocada desde fuera para conseguir turbios intereses.

3. El diálogo y el respeto: principios básicos de la no-violencia. Las diferencias son legítimas y colaboran a la solución de los problemas, siempre y cuando partamos de respetar la dignidad de los otros y entrar en diálogo sincero con ellos. Hay que rechazar contundentemente la violencia, la intromisión de grupos armados y de personas que desconocen la problemática de las empresas básicas. La descalificación, la mentira y las amenazas están impidiendo la salida de esta crisis.

CONCLUSIÓN

Por último, la Iglesia Católica y en particular mi persona como Obispo de Ciudad Guayana, además de seguir orando, nos ofrecemos como parte mediadora en este grave conflicto que está viviendo nuestra región. Proponemos abrir una mesa de diálogo y trabajo en el que, a partir de un diagnóstico objetivo, se escuchen todas las propuestas de solución y caminemos juntos en la superación del problema. Estamos ante una oportunidad histórica: las crisis son también posibilidades de avanzar hacia un futuro mejor. Pero o avanzamos juntos o nos hundimos todos.

Los invito a poner en manos de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado esta problemática y pedirle a nuestra Patrona, La Inmaculada Concepción del Caroní, interceda ante su Hijo para que esta grave y crítica situación pueda encausarse hacia una solución que nos beneficie a todos pero, de manera especial a nuestros obreros y obreras.

Los bendigo de todo corazón con afecto paternal.

En Ciudad Guayana a los 29 días del mes de mayo de 2011.

Carta Pastoral N° 5







Diócesis de Ciudad Guayana

MARIANO JOSÉ PARRA SANDOVAL
OBISPO DE CIUDAD GUAYANA


“Volvamos a Dios, construyendo la paz.”


A los Sacerdotes, Diáconos Permanentes, Religiosos y Religiosas, Seminaristas, Movimientos de Apostolado y Pueblo de Dios en general,


1. - Hace apenas un mes toda la comunidad guayanesa se conmocionó por el terrible asesinato del Pbro. Esteban Wood. Un sacerdote que había abandonado su tierra, su familia y la posibilidad de una vida más tranquila a sus 68 años, para llevar el Amor de Cristo a los más necesitados.

2. - Por medio de esta Carta Pastoral quiero rendir un tributo lleno de cariño y agradecimiento al Padre Esteban. Él fue como ese grano de trigo del que nos habla el Evangelio, que se sembró en nuestro pueblo, compartiendo y entregando su vida por los feligreses. Su amor por esta tierra fue tan grande que su deseo fue ser enterrado aquí, en suelo guayanés y que sus contados bienes fueran para la parroquia donde muriera; en este caso para la Parroquia Sagrada Familia. Estamos seguros que su muerte, su siembra, debe dar muchos frutos. De hecho ya está produciendo muchos frutos: nos ha hecho dirigirnos con más sinceridad al Dios Misericordioso, nos ha unido más y nos ha hecho más conscientes del espantoso crimen de la violencia.

3. - El Padre Esteban es uno de los 48 habitantes de este hermoso país asesinados cada día, y uno más de los que mueren cotidianamente en nuestra querida Guayana. No podemos seguir mirando para otro lado. Todos tenemos que tomar conciencia de que estamos ante una verdadera guerra civil que está destruyendo a nuestro pueblo, sobre todo a los más jóvenes.

4. - En los casi 9 años que llevo como Obispo de esta hermosa tierra guayanesa, llevamos contabilizadas 4.840 madres que han perdido a sus hijos a causa de la violencia. ¡Son miles las madres que no pueden sonreír porque uno de sus hijos no vendrá a besarla y abrazarla! Me pregunto si somos conscientes de lo que esto supone para una madre.

5. - En el 2009 fueron asesinados 16.047 venezolanos. Cada día matan a dos guayaneses, cada media hora un venezolano. ¡Basta ya! ¡No podemos permitir que esto siga ocurriendo!

6. - El mensaje de Jesús en el Evangelio es un mensaje de Justicia, Amor y Paz. La violencia es fruto del pecado. Es la ruptura del amor que Dios quiso desde el principio. Este comportamiento es totalmente contradictorio con la fe, ya que Cristo nos mandó a amar aún a nuestros enemigos. El Evangelio nos desafía para que nos abramos a los imperativos de la fraternidad, la igualdad y la solidaridad de todos y que esto se traduzca en nuestros comportamientos, así como en las instituciones y estructuras sociales.

7.- El mundo y el hombre han sido creados por Dios desde el inicio para la paz. Y es el hombre quien ha introducido la violencia en el mundo: los relatos de la creación, la caída, el primer crimen, el diluvio, son otros tantos testimonios (Gen 6,5.11). Por eso, podemos decir que el hombre es responsable de esta situación y que la humanidad se encuentra prisionera de una lógica que ella misma ha puesto en marcha y que la arrastra a donde no quiere ir. A la humanidad se le brinda una salvación (el relato de la caída termina con la promesa de una salvación: Gen 3,15). Y esta es la primera originalidad de la Biblia : Dios, por propia iniciativa, decide instaurar un nuevo orden de justicia y paz en contra del desorden que el hombre ha introducido y que lo lleva a su pérdida; pero para ello necesita de la colaboración del hombre (y esta es la segunda originalidad del mensaje bíblico) : “Te pongo hoy delante la vida y la muerte; escoge, pues, la vida” (Dt 30,19) Así, para el cristiano, en Cristo ha llegado esa nueva alianza (Ef 2,14). “La paz es el bien mesiánico por excelencia”. (CEV.- Carta Pastoral sobre la problemática de la violencia y la inseguridad. 2010)

8.- La entrada en la alianza es la entrada en otra lógica: el “pueblo elegido” debe gobernarse por una lógica distinta de la del mundo, lo cual no se hace sin combate, o al menos, sin participación activa de la persona. Esto exige que el hombre use su libertad para aplicar diariamente la nueva lógica a la realidad, pues no se sale del círculo vicioso de la violencia de una vez para siempre con la sola concertación de la alianza en el bautismo: se va avanzando a todo lo largo del desarrollo de la propia historia. En este sentido, la visión cristiana de la paz es operativa. No es una construcción intelectual ni se reduce a una serie de preceptos: tiende a transformar la realidad estructurando la conciencia del creyente mediante un conjunto de imperativos que han de guiarlo en su actuación.

9.- Es claro, entonces, el planteamiento de Juan Pablo II: “No hay orden preestablecido que garantice la paz…por eso, la mediación del trabajo de los hombres por la paz revestirá numerosos aspectos en todos los niveles de la existencia humana”.

10. - Como cristianos no podemos admitir esta situación; la repudiamos, y es esta la causa por la que vale la pena que la sociedad entera, unida al gobierno busque la solución al problema de la violencia. Como Obispo de esta Diócesis, junto a los sacerdotes y todos los católicos de Guayana, estamos decididos a encabezar la respuesta pacífica y evangélica que todos debemos dar a la violencia y a quienes la practican o alientan.

11.- Esta respuesta que queremos dar debe comenzar por nuestra oración al Padre Bueno que nos convoca a la unión, a la solidaridad, al amor, a la justicia y a la paz. Por este motivo, convoco a todos nuestros fieles a vivir en un “estado de oración” permanente por la paz y la justicia.

12. – De igual manera exhortamos a las autoridades civiles de Venezuela a que encabecen una plataforma nacional unida contra la violencia en la que participen todos los sectores competentes en la materia. Es una urgencia nacional y por ello debemos estar todos, sin divisiones ni partidismos. Todos debemos avocarnos a acabar con las causas de la violencia, que son, entre otras, el desempleo, la falta de oferta educativa de calidad, la crisis de la familia, la impunidad y la gran cantidad de armas que circulan en nuestra nación. Debemos iniciar una gran campaña de desarme de nuestra población.

13. - Como Iglesia, los invito a todos los bautizados, a aportar todo lo que esté de nuestra parte. En concreto, los exhorto a profundizar la Campaña de concienciación por la Paz en las parroquias y centros de estudio y a potenciar la familia cristiana solidaria como la estructura básica de la sociedad en la que está la clave principal  para la solución de la violencia.

14.- Finalmente, invito a todos los familiares de las víctimas de la violencia  a que se asocien y organicen y, para eso, les ofrecemos la Fundación “Por la Dignidad Sagrada de la Persona” y una oficina de Atención a las Víctimas que estamos implementando en la Parroquia San Martín de Porres en Brisas del Sur.

15. - Ponemos bajo el amparo de la Inmaculada Concepción del Caroní, Patrona de esta Diócesis, todo este esfuerzo que queremos realizar a favor de la construcción de la Paz y la Convivencia.


Con mi bendición,




+ Mariano José Parra Sandoval
Obispo de Ciudad Guayana



Ciudad Guayana, 27 de Mayo de 2010